Borne

Era una mansión de niños huerfanos en los tiempos de la primera guerra. Ya para el siglo 21, solo era una mansión encantada. Se decía que la mansión aparecía en muchos lugares del mundo cuando mínimo una persona deseaba tanto ver lo que mas deseaba. De igual forma, la estructura parecía estar suspendida en el tiempo-espacio. Como si la mansión estuviera en todas las dimensiones. Una noche, un niño avistó una de sus criaturas de los sueños que veía teniendo en repetidas noches por unos senderos cerca de la mansión. Una criatura amigable morada, orejas puntiagudas, sonrisa gigante, ojos rojos, cuerpo inflado, brazos cortos y estatura como de 4 pies y medio. Era lo que veía en sus sueños pero esta criatura huía de él, guiandolo hacia la mansión. Mientras mas se adentraba por el sendero, una briza funesta soplaba por entre los árboles. El niño ignoraba su alrededor hasta llegar a la mansión, que en vez de parecer abandonada, estaba reconstruida. Cuando se acerca, una persona sale de ella. Al parecer, a tirar la basura. Una señora de mediana edad con vestimenta formal. Parecía ser la jefa de las mucamas. Vio al niño preocupada, lo invitó a pasar. La mansión era enorme, aspecto muy colonial, adornos caros, terminaciones muy pecularies. El niño estaba un poco preocupado debido a que nunca había visto tal estructura por los alrededores. Lo curioso era que nadie hablaba de ella en su pueblo. Para resumir, el niño conoció además de ese, otro más y se dio cuents que fsltaba otro en forma de esfera. Todas las noches que dormía en la mansión, decía una vez su nombre con la esperanza de que apareciera. Solo hasta una noche que aparece que al decir su nombre, se le acerca al niño. Era muy pequeño, tanto que cabía en ambas palmas de la mano. Era muy sumiso. Sin embargo, al estar en un sitio que no debía, se fue de las manos del niño. Atravesó dos puertas. Al niño ir detrás de él, vio que comunicaban a un pasillo largo y oscuro en la que varios paneles suspendidos bloqueaban el paso. Un panel estaba en el piso. La criatura que flotaba, desaparecía en la oscuridad. Al cruzar el pasillo, otras dos puertas selladas con muchos pergaminos... Y... bueno... ahí desperté...