¿Qué tanta culpa podemos soportar?
Llegar a comprender nuestros propios limites podría ayudarnos a descubrir qué tanto podemos soportar. El estrés de haber tomado una mala decisión, la ansiedad de querer saber lo que nuestros ojos no pueden ver, e incluso el mal sabor de recordar la decisión una y otra vez.
Nos llega a cohibir. Nos encerramos en nuestro bucle de soledad, adornads con una tormenta de pensamientos que no sabes si habrá un buen clima en tu cabeza por lo pronto. Pero ni acaba ahí. Está la necesidad de querer averiguar si, aun sabiendo que la decisión que tomaste fue la mas balanceada, los involucrados la estén pasando igual o mejor que tú. Al fin y al cbo,fueron ellos los que te llevaron a tomar tal decisión.
Pero estos son solo pensamientos de alguien a l que sie pre le inports el bienestar de los demás, incluso a costa del tuyo propio. Para alguien que no piense tanto en los demás, ni cerca estuviese de sentir tales lamentos, o al menos, le resultaría mas fácil olvidar.
Y se preguntarán de quién estoy hablando. Pues de mí, aunque seguiré hablando en tercera persona.
Es muy noble siempre pensar en los demás, pero si al final la situación se torna tan agria para lidiar, ser un poco egoísta no suena tan malo. Pero llega a ser un dilema: Pensar solo en ti es malo, pensar solo en los demás también. Pero pensar en ambas cosas, no es naaaaada fácil.
Siempre llegará un momento en el que eres lo bastante estupido para causar un revuelo, y que al final, como eres muy... sensible a las emociones de los demás, te frustra porque entiendes que hiciste mal, y que aún haciendo lo que se supone que está bien, quedas inconforme.
Aunque yo no quiera abundar mucho, se trata de un triángulo amoroso que ha sido lo más... turbulento de mi vida. Y bueno... qué no lo es...
Es mejor tratar de darle la bienvenida al egoísmo un poco. Así se tiene mas posibilidad de salir de una inacabable ansiedad por la culpa.
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