Recuerdo una vez que intentaba controlar todo en mi mente. Es decir, caminaba y observaba a la gente, veía que aburrido e injusto era todo y que difícilmente se podía hacer algo para cambiarlo. Yo, como siempre, me lo imaginaba todo condicionalmente.
Y si pasara de esta manera, ¿podría resultar todo mejor?
Y cuando digo condicionalmente me refiero a todos las preguntas "y si...". Deambulaba por mi mente el deseo de cambiar las cosas que siempre me perdía en esos senderos de incertidumbre.
Hehe... ese ultimo párrafo hasta sonó poético. Pero creo que hasta confuso.
Siempre he querido ver un mundo diferente. Para mí, el mundo es un lugar lleno de injusticias y malas cosas, pero no tiene que ser así. Si pudiera, cambiaría todo... hasta dejaría que mi altruismo se sacrificara por el bien de todos. Es mejor una vida que la de millones.
Tampoco se pierdan en esas palabras. Yo sigo pensando lo mismo, pero sin poder hacer nada. Sin embargo, por tal razón no dejaré de intentarlo. Al menos, lucharé para lograr lo que tengo en mente para futuro. Un viaje de mil kilómetros se empieza con un solo paso... ¿no?
Quizás solo sea inocente al pensar que una sola persona como yo pueda cambiar la forma de pensar de los demás, pero debo intentarlo. Si a mi mente le invaden barriles de justicia, ¿por qué no regalar justicia?
No creo en esas personas que creen que la vida es solo una, y hay que vivirla aprovechando el día a día. Y es cierto, el mensaje optimista de esa oración no se equivoca. Es utilizarla como excusa para librarte de las responsabilidades que conllevan a lograr tus metas.
¿Saben cuántas personas hay en el mundo? Muchas. ¿Se imaginan que todos pudiéramos cumplir nuestros sueños en algún punto de la vida? Mayormente, muchos desean el progreso y una vida saludable y tranquila. Otros riqueza. Otros el poder...
Es muy intrigante pensar en ese mundo lleno de sueños. Que todo los puedan cumplir, el no tener uno sonaría muy tentador. Después de todo, tendemos a torcernos hacia lo que es diferente, y pues... en un mundo de ciegos, el tuerto es el rey.
¿Tú ya sabes qué quieres? Te felicito porque a mí me cuesta seguir lo que quiero, pero sigo intentando. Tú deberías hacer lo mismo. Al menos hazlo pensando de que puedes traer el bien no solo a ti, sino a todos.
El mundo necesita gente soñadora como tú... o yo.
Por más descabellados, y rebeldes que sean tus sueños, no te olvides de ellos. Nosotros, los humanos, necesitamos de algo en que creer para seguir viviendo. Y si olvidas tus sueños, entonces... ¿para qué vives?
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